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Foto del escritorLa Anna Méndez

“Lo que un día fue, no será”… y no, no me refiero a la canción de José José.

¿Cuántas veces te has empeñado en recuperar al ser amado? Sí, acuérdate, esas veces que te pasaste semanas , meses o años sin poder salir de esa “relación”, en la que muchas veces ya solo eras tú y tus recuerdos… ¿recuerdos? Sí, ¡Bingo! Recuerdos es la palabra mágica.

No será nuevo para ti leer que uno de los más graves errores que cometemos, es idealizar a las personas que nos atraen, pero ¡tranquiii! Es algo hasta cierto punto “normal” y que a todos nos ha sucedido, es bonito, es agradable, pero tiene que tener un sano límite.

Ya sabemos que la etapa de enamoramiento consta de unos meses, meses en dónde todos somos bellos, buenos, nobles, exitosos y geniales; y nos preguntamos “vaya, ¿por qué seguirá soltero/a este tipazo/a?” Y queridos lectores, la respuesta viene después… Cuando uno se enamora más que el otro, alguno pierde interés, o simplemente sale a flote la personalidad con esos “pequeños defectines” que no habían ido a pasear con ustedes en las primeras idas al cine, a cenar, o al parque.

Defectos como:

La inestabilidad, los celos, las faltas de respeto, agresiones, la indiferencia o el acoso, la falta de compromiso y no me refiero a “no se quiere casar conmigo y tener muchos hijitos”, el compromiso es hacia la persona que está dando su tiempo, cariño, confianza y respeto al otro.

Y Justamente, cuando no tenemos una buena autoestima e higiene mental, al salir a flote el verdadero yo de ser “amado” (y la mayoría de las veces sobrevalorado) es cuando empezamos a sufrir, pues caemos en las ya muy comunes y malamente llamadas “relaciones tóxicas”, que no son otra cosa más que una lista de vicios mentales y dependencias emocionales como pensar lo siguiente:

Está confundido/a

El/ella no ERA así al principio.

Sí me quiere/ama, me lo ha dicho.

Yo puedo hacer que cambie

Pobrecito/a ha sufrido mucho,me necesita.

Es el amor de mi vida

Tenemos una química increíble y no la tengo con nadie más.

Es que lo/la necesito.

Cuando en realidad no es así, debemos aprender y grabarnos que con quien necesitamos estar en paz, estar tranquilos y ser felices, es solo con nosotros mismos para después poder compartir eso con alguien más.

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Cuando no aprendemos que nuestra felicidad y bienestar depende de nosotros mismos caemos en el juego de la codependecia, el cual nos hace ver o pensar constantemente que la otra persona va a cambiar y que nos necesita para ello; o bien, que él/ella son un amor de personas, perfectos y geniales, lo que nos hace más difícil ver la realidad “Solo lo fueron mientras les convenía” y una vez que ya la “relación” ha cambiado, se ha perdido el respeto, la complicidad y/o la pasión, jamás volverá a ser igual…

“Lo que un día fue, ya no será”

Existen 3 principales motivos por los que no queremos cerrar el ciclo y que nos retienen en una relación, o en el duelo de la misma.

1- La Esperanza: En que algún día las cosas serán como “cuando nos estábamos conociendo” y eso no va a volver, por lo menos no de manera permanente; entendamos que son ciclos, las relaciones evolucionan, para bien o para mal.

Ambos tienen que llevar o querer intentar llevar el ritmo, si uno no se mueve, la belleza en el baile no fluye …

2.- La ilusión: Pensar que esa persona aún nos quiere/ama, que está confundida y va a recapacitar, porque en el fondo sigue sintiendo algo por nosotros.

“Quién quiere no lástima”

Una vez que esa persona ha hecho algo intencional o quizá inconscientemente, pero que nos hiere, duele o afecta, por ejemplo “abandonarnos” habla de que ese sentimiento que tenía por nosotros ya cambió, o ha caducado, lo mejor es dejar ir a quien ya nos ha dejado…

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3.- La sobre valorización del otro y la falta de estima propia: Piensa lo que mencionamos al inicio; cuando conocemos a una persona que nos atrae mucho, tendemos a idealizarla, evitamos ver todo lo que pueda ser un defecto, pensamos que es perfecta, incluso, muchas veces pensamos que es mejor que nosotros, que no los merecemos y nos duele pensar que nos equivocamos; sentimos que es una traición y que al bajarlos del pedestal nos estamos rindiendo, porque en el fondo seguimos pensando que las cosas aún pueden ser diferentes y que quizá nosotros fuimos quien falló; cuando la realidad es, que no lo es…

Las relaciones que formamos y las parejas que elegimos, serán un reflejo del amor que nos tenemos a nosotros mismos.

Por último, es importante que recuerdes que si la persona de la que te enamoraste ha cambiado, te ha faltado al respeto, te demuestra poca atención / interés, o incluso, te ha llegado a ofender o lastimar; esa es y será la persona que si tú lo permites y perdonas, estará presente en lo que reste de la relación.

Es mejor admitir a tiempo que eso ya no va a funcionar, corregir y sanar, que permitirle entrar a tu vida a alguien que ha aprendido a lastimarte, que no te valora y va a usarte.

“El hubiera no existe” No Gastes energía en el pasado, planea y piensa en el futuro que te espera si aprendes a amarte y formar relaciones más sanas contigo mismo/a.

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